Lo de número atómico en química, significa número entero positivo y define la configuración electrónica de los átomos. En el 2009, “Ocho, número atómico” significa el octavo aniversario de “Rojo”, Espacio Creativo Multifuncional en Barcelona y pienso que su carga atómica está expuesta en el contenido de las obras de artistas como: Boris Hoppek, Apo Fousek, Jim Avignon, Motomichi, Talita Hoffmann, Alexander Egger, Jon Burgerman, Sergio Mora, Natalie Huth o Christian Rex Van Minnen, entre 50 más.
Rojo, es un grupo independiente fundado en 2001 y se dedica exclusivamente a la promoción y soporte del arte contemporáneo. Sus espacios principales están en Barcelona, y tiene espacios creativos en Milán y Sao Pãulo generando así redes creativas, desarrollando y coordinando proyectos en colaboración y eventos, albergando exposiciones en una “red global de espacios de arte” que no es otra cosa que una alianza internacional con un único fin que es crear un abierto flujo de artistas y arte a través de sus miembros que buscan desarrollar un fuerte sentido de comunidad. Esta red está formada tanto por selectas, como modernas galerías y espacios híbridos.
Entre sus actividades, además de albergar exposiciones, generan propuestas urbanas, retransmiten arte audiovisual mediante un canal online, publican contenido tanto audiovisual como editorial en diversos formatos, entre los cuales destacan la revista, que más que revista es un libro por el formato, 100% visual, créditos correspondientes y cero palabrería.
Este octavo aniversario lo celebran con una selección de más de 60 obras, la exhibición más grande que forma parte de nueve exposiciones paralelas en nueve ciudades distintas que conforman la red global de espacios de arte de “rojo”. Más de 140 artistas están involucrados en esta exposición simultánea que sucede alrededor del mundo, en galerías top, hasta finales de julio.
Iniciativas como las de rojo, nos hacen poder apreciar el valor de juntar a grandes del arte y el diseño, en una sola sala. La variedad y versatilidad de diferentes propuestas creativas y como ellas pueden actuar por sí solas, como lo han hecho en exposiciones individuales, o como pueden interactuar obras tan distintas de artistas completamente distantes, en una colectiva, y de forma tán cercana y peculiar.
No hay un guión expositivo, no hay una trama, pero sí hay mucho talento conviviendo junto. Más que ver un desarrollo o una trayectoria específica, se puede ver y analizar estilos, técnicas, metodologías y resultados, que nos hablan de un proceso.
Ver lo que hacen otros, intentar comprender y saber lo que pasa fuera, nos hace más completos.
No hace falta ser ratones de biblioteca, a veces solo hay que saber mirar, como diría Quentin Newark “Pensando con nuestros ojos”.
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